La empresa relacional

En su libro Breve historia del futuro, Jacques Attali, afirma que emergerá y se desarrollará una nueva economía, llamada relacional que producirá servicios sin pretender obtener beneficios obvios e inmediatos en [medio de] la competencia del mercado. La emergencia de esta economía relacional no es inmediata. Attali afirma que será a mediados de este siglo cuando este tipo de nueva economía será ya mundilamente decisiva. El proceso de su advenimiento  esta siendo gradual y evolutivo por una creciente generalización de mecanismos económicos y de organización que van imponiendo mas y mas aquellos factores relacionado con la Economía de la Abundancia y de las Ideas (Barlow).

La aceleración de la economía de la abundancia de información y de la diversidad digital esta impulsada por la gigantesca explosión 2.0 de la segunda generación de Internet. A pesar de alguna disfunciones ya que la noosfera de internet no es homogénea sino todo lo contrario, el encuentro de demanda y oferta en esta economía emergente lo facilita las nuevas herramientas web que proporciona la generación web que permiten el conocimiento distribuido dinámicamente. Oferta y demanda se encuentra antes porque ya existe una forma mucho mas rápida de realiza la mutua exploración entre la oferte y la demanda: mediante las herramientas del Internet de tiempo real (en las que se basa twitter por ejemplo) y el Internet de las Cosas (Web of Things). Otro de los factores que empuja la nueva economía ‘relacional’ es una de las bases de la Web 2.0: la colaboración en red –ya hablaba de la empresa-red Manuel Castells en su trilogía La Era de la Información en 1.995-.

La colaboración en red re-modela la economía mundial porque potencia los flujos intangibles entre los agentes económicos mas dinámicos: las empresas basadas en Internet, en cuyo marco de acción económica, la mayor parte de los bienes y los servicios están co-producidos. La cooperación de consumidores y usuarios, y sus relaciones en red (sistemas compartidos valoración y de recomendación), son una base decisiva de esta nueva economía relacional. Como bien decía ya hace una década The Cluetrain Manifesto: “El mercado en red sabe más que las empresas acerca de sus propios productos. Y sean buenas o malas las noticias, se las comunican a todo el mundo”. Todo ello produce una verdadera ‘ingeniería inversa’ en la creación de bienes y servicios, ya que a través de esta economía relacional, los consumidores y usuarios modifican incluso primeras etapas de generación del proceso creador del bien o servicio desde su posición final en el mismo, y acaban influyendo decisivamente e interviniendo de facto en todas la etapas: concepción, innovación, producción, venta, actualización/mantenimiento. Algo realmente impensable en el modelo típico de las empresas de la era industrial.

Pero también existen fragilidades en esta economía automodificante y a veces turbulenta debido a su velocidad: los modelos de negocio, en muchos casos, proceden de la innovación disruptiva y, por tanto, no ha habido tiempo de probarlos en los mercados de la cambiante realidad, con lo que se impone un proceso de constante reciclaje dinámico de dichos modelos, ya que su monetización también debe encontrar caminos no explorados y que se mueven entre la economía de lo gratuito, la de transacciones electrónicas y los micropagos móviles y distribuidos en mercados sin fronteras definidas. Todo ello configura un modelo de empresa líquida y osmótica: la “Empresa Relacional” en la que se da una intensa tasa de interacción entre empresa y mercado con una dinámica de flujos input-output de alto rendimiento y de tiempo real.

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Este artículo fue publicado el 31 de enero de 2011 en el Suplemento INNOVADORES de El Mundo , pag.5

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