Margarita Albors, una ingeniera valenciana ha regresado a Valencia, tras un periplo profesional por Inglaterra, Boston, la Universidad de Harvard, y San Francisco, para lanzar desde Valencia SocialNest, una incubadora de empresas sociales para entornos tanto locales como globales.
La visión que tenía Margarita sobre su futuro profesional estuvo durante bastante tiempo anclada en la ingeniería. Después de hacer ingeniería industrial en la Universidad Politécnica de Valencia, se marchó a en Inglaterra y trabajo dos años en el departamento de ingeniería de la multinacional farmacéutica GlaxoSmithKline. Posteriormente decidió realizar una experiencia de trabajo de un verano, junto a la Bahía de San Francisco, en la sede de San José, en Silicon Valley, de la empresa social sin ánimo de lucro, Women’s Initiative cuya sede central esta, vaya casualidad, en la calle Valencia de la ciudad de San Francisco en California. Su experiencia laboral y humana en Women’s Initiative que se dedica a ayudar a mujeres inmigrantes y de bajo poder adquisitivo a que emprendan su propia microempresa, convenció a Margarita de que debía cambiar su futuro profesional en empresas de ingeniería por una iniciativa empresarial personal dentro del campo de las empresas sociales. Finalmente, esto fue lo que le hizo decidirse a volver a España y a Valencia, su ciudad natal. Aunque podría haberla montado en ciudades en las que ha vivido como San Francisco o en Boston, volvió convencida de que “la necesidad grande de empresas sociales esta ahora aquí, así que decidí que Valencia es el lugar mas adecuado ahora para lanzar mi incubadora de empresas sociales SocialNest” .
Margarita Albors, emprendedora social y fundadora de SocialNest
El campo de las empresas sociales es un entorno casi desconocido en España, en donde la opinión pública aún lo asocia solamente a las ONG’s a pesar de que el campo de las empresa sociales fue muy divulgado por la iniciativa de Mohammed Yunus con su Grameen Bank (Banco rural) y su innovación financiera de los microcréditos que recibió ya en 1998 el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia y después, en 2006, el Premio Nobel de la Paz.
Ese desconocimiento lo quiere combatir Margarita Albors, que tiene muy claro que “en este campo del emprendimiento social en España esta casi todo por hacer, por ejemplo, convencer a los emprendedores y emprendedoras de que su mejor futuro puede estar en fundar y hacer crecer una empresa cuyo fin primordial de resolver problemas de la sociedad, sobre todo, en los ámbitos mas desfavorecidos y además hacerlo mediante una empresa autosuficiente y financieramente sostenible”.
Cuando le pregunto cómo entiende ella el ‘emprendimiento social’ me responde convencida: “Para mí, emprendimiento social, es querer mejorar el mundo a través de una empresa. Aunque es un término que se entiende de diferentes maneras, yo creo que se trata de resolver un problema real que existe en la sociedad, un problema social o medioambiental, a través de una empresa social, entendida como una organización cuyo fin principal, -y no secundario-, es resolver ese problema concreto a través de los productos y servicios que esa empresa ofrece y que se realizan para que esa empresa sea financieramente sostenible”. Con respecto a las empresas sociales, Margarita explica que lo que caracteriza a una ‘empresa social’ y lo que la distingue de una empresa al uso, es que su objetivo no es maximizar el beneficio económico sino el impacto social. Sin dejar de ser rentable económicamente –le digo-…”Sí, por supuesto, -continúa-, ya que la empresa necesita ser viable económicamente para seguir trabajando en su fin social, a la vez que crecer para poder ayudar cada vez a mas clientes y, por tanto, a mas personas”.
Le pregunto ahora sobre qué cualidades y qué formación debe tener un emprendedor social. “Se escribe mucho sobre esto, -me contesta-, y cuando lo lees, hay veces que dices.., eso es imposible, no puede ser que una persona cumpla con todo esto. Creo que eso es un error, porque eso puede dar lugar a que hay personas que digan:…, uy!, yo no me identifico con eso porque no puedo cumplir los requisitos, y eso los desanimará. Yo creo que un emprendedor o emprendedora social han de tener una cualidad que creo muy importante: la pasión. Deben tener verdadera pasión por lo que hacen; una visión de cómo quieren que sean las cosas, evidentemente en contraste con la realidad que ven. Eso es lo que les motiva y lo que les anima a emprender. Deben tener pasión acompañada de perseverancia, ya que como cualquier otro tipo de emprendedor van a encontrar muchos obstáculos. Es muy importante ser persistente y luchar por conseguir hacer realidad tu visión.”
Las empresas sociales también necesitan un ecosistema? –le pregunto-. “Sí, la empresa social necesita, por supuesto, un ecosistema, -responde-. Y eso es algo que no tenemos aquí en España y que tenemos que empezar a fomentar. Hay, creo yo, -continua-, una diferencia en el emprendimiento social, con respecto al emprendimiento tradicional, que es la de interrelacionar mucho a todos los actores que entran en juego en el ecosistema ‘social’: la Administración, las empresas privadas, las universidades, las organizaciones no gubernamentales, el tercer sector, los propios emprendedores sociales, etc. Es muy importante esa colaboración. Sin ella, es muy difícil que las empresa sociales salgan adelante. No son entes aislados y separados sino que tienen necesidad de todos estos agentes”.
¿El mundo de la empresa ha cambiado, -le pregunto-?. “Sí, la empresa y la responsabilidad social, por ejemplo, -me responde-, Michael Porter, escribió un artículo reciente para la Harvard Business Review titulado “Creating Shared Value: social innovation for a higher form of capitalism(Creación de Valor Compartido: La innovación social de una forma superior del capitalismo). En él, hace un análisis repensando el capitalismo y dice a las empresas: es que no tenéis porqué limitaros a donar altruistamente una parte de vuestros beneficios, sino que podéis crear valor para la propia empresa y, a la vez crear valor social. Se trata de que las empresas analicen lo que les rodea, comparen la necesidades con sus productos o servicios y atrapen esas oportunidades para conseguir tener beneficios, obtener valor para ellas y servir, al tiempo, a la sociedad.”
Hago a Margarita una observación: en el ideario social, de la gente de la calle se asocia mas a las ONGs con la ética que a las empresas. ¿Las empresas sociales, -le pregunto-, han de ser mas éticas que las empresa convencionales?. “Sí, totalmente, -responde de inmediato-, las empresas deben tratar a su empleados de manera justa, promover la igualdad dentro de la empresa; no dañar el medio ambiente; también aportar valor a sus clientes y no limitándose a obtener beneficio a cualquier precio. Las empresas pueden y deben ser éticas, la mayoría lo son, les importan sus clientes y sus empleados. Desde luego, esto debe ser necesariamente así en las empresas sociales.”
No vale todo para SocialNest…, -le digo-, ¿los emprendedores que quieren crear una empresa social y que acudan a la llamada de tu empresa, deben asumir un comportamiento ético?. “Sí, claro, -contesta- si no, no encajarían. Por eso, en nuestro programa de formación para emprendedores sociales incluimos la ética, porque si no, llegarán momentos en que deberían tomar ciertas decisiones, podrían originarse conflictos de intereses y para superarlos, debe tomarse un posicionamiento claramente ético”.
¿Margarita, -le pregunto -, el emprendimiento social es una moda de ahora o ha venido para quedarse?¿Lo ves ligado al tipo de actividad empresarial ligada a un futuro mucho mejor? “Yo creo que no es una moda, -responde optimista-, el emprendimiento social existe desde hace tiempo. Sí que es cierto que en la última década es cuando ha tomado mucho incremento. Yo creo que no es una moda porque hay problema sociales de todo tipo. Y hay muchas las oportunidades para mejora las cosas. También con Internet el coste para lanzar una empresa social es menor y mucha mas personas ahora pueden lanzarse a construir su idea con las facilidades que proporciona hoy la tecnología e Internet. Ahora estamos atravesando crisis, pero no solo es una crisis financiera, sino también energética y medioambiental, pero eso aumenta nuestra conciencia de que tenemos que ir por nuevos caminos para que nuestro impacto sea menor y lo mas positivo posible”.
En estas mismas páginas, el proyecto SocialNest fue anticipado por Miguel Ángel Valero en su columna de INNOVADORES. “Al leerla, un empresario valenciano, -cuenta Margarita-, se puso en contacto conmigo (manteniendo su anonimato) para animarme a seguir con su proyecto y hacer una donación a Socialnest. Así que aquí en España también tenemos, empresarios interesados en ayudar a empresas sociales (aunque a veces quizá sea de forma anónima). Vamos a reconocerles su mérito a aquellos que se decidan a hacerlo”.
SocialNest, una incubadora de empresas y emprendedores sociales: ¿Quieres apadrinar una startup social?
SocialNest, la empresa social que ha fundado y esta lanzando Margarita Albors es un crisol de proyectos de emprendimiento social, una incubadora, un contenedor inicial de empresas sociales y de emprendedores sociales. Según su fundadora, persigue fomentar y facilitar la creación de empresa sociales, ayudando a las personas que tienen ideas sobe cómo resolver un problema social de una forma financieramente sostenible y mediante métodos empresariales y además involucrando a la comunidad para ello.
Los servicios que ofrece esta incubadora de apoyo al emprendedor social incluyen talleres, formación, tutoría, etc., pero no vienen dados solo por SocialNest, sino que en ellos intervienen y colaboran todos los agentes de la comunidad, que la empresa ha conseguido movilizar. Agentes que tienen experiencias y conocimientos, que son expertos en diversas áreas y cuyo bagaje pueden ofrecerlos y ponerlos al servicio de los emprendedores sociales. “Queremos actuar –dice Margarita-, como si fuéramos un Hub (o nodo), en cuyo centro está sn los emprendedores y su proyectos, pero en el que, a la vez, hay muchos agentes colaborando. Agentes como universidades, escuelas de negocios, empresas, profesionales, estudiantes, voluntarios y todos aquellos que quieran aportar lo poco o lo mucho que cada uno sepa, para ayudar a que estas empresas sociales salgan adelante, y puedan mejorar, con ello la situación de muchas personas y los distinto ámbito del medio ambiente”.
Margaria Albors y Adolfo Plasencia, tras la entrevista.
Sobre campos de actuación de iniciativas concretas de emprendedores y empresas sociales, Margarita nos describe varios: “los campos de actividad son muy variados: de nutrición, salud, educación, medio ambiente, del sector financiero con los microcréditos, por ejemplo, etc. Algunos ejemplos: Frogtek una empresa cofundada en Nueva York por un español David del Ser, una empresa social que hace software para móviles para facilitar su gestión de negocio y su calidad de vida a micro-emprendedores en países en desarrollo, cuyo centro de desarrollo esta en Huesca y tiene un equipo humano distribuido también en Nueva York, Bogotá y México. Este es un ejemplo del uso de la tecnología en una empresa social. Otro ejemplo, puede ser VisionSpring, que vende gafas a un precio reducido a personas en países en desarrollo que por problemas de visión a los 35 o 40 años son despedidos de sus trabajos porque no pueden hacer lo que podían hacer antes por su problema con la vista. Esta empresa es económicamente sostenible y ha creado, además todo un sistema de franquiciado para que los clientes se puedan hacer revisiones oftalmológicas en diferentes países. Su objetivo central es mejorar la visión del mayor número de personas posibles. Este es otro ejemplo en el campo de la salud, pero hay muchos mas”.
Vd. puede apadrinar a un emprendedor y a su startup social a través de SocialNests
SocialNest proporciona medios a los emprendedores que se inscriban en su programa de formación y emprendimiento social. Ya esta desplegando una comunidad alrededor de los emprendedores sociales con el objetivo básico de que las personas que arrancan un emprendimiento social no estén ni se sientan solas, tengan posibilidad de colaborar entre sí y, además, cuando sus empresa salgan adelante, sigan vinculados para que puedan, a su vez, ayudar a otro emprendedores sociales que estén comenzando su andadura. Colaborar, cooperar y compartir ideas, conocimientos y experiencias forma parte del funcionamiento de la incubadora social. SocialNest está abierta a compartir a escala global las mejores practicas mediante sistemas de franquiciado.
Margarita Albors me describe cómo funciona SocialNest como incubadora de proyectos de empresa social: “SocialNest esta fundada como una entidad sin ánimo de lucro, que va a cobrar una cantidad simbólica muy baja –que obviamente no cubre los gastos de funcionamiento-. Para obtener recursos y ser económicamente sostenible, SocialNest busca y también da la oportunidad a empresas, particulares o entidades, que lo deseen, de que puedan esponsorizar o ‘apadrinar’ un proyecto de empresa social concreto o un emprendedor social concreto, financiando los gastos del programa que la incubadora tiene para el desarrollo del proyecto concreto de esos emprendedores. Y en el medio plazo la idea es que, a su vez , los emprendedores que ya hayan sacado su empresas adelante y ya sen rentables, solo de manera voluntaria, puedan retornar una pequeña parte de sus beneficios para los proyectos que estén en ese momento en la incubadora de SocialNest”.
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Este artículo, sintetizado, se publicó en el Suplemento INNOVADORES del diario El Mundo el lunes 4 de abril de 2011 (portada y pag. 3).